La piel

 ¿Qué significa "andar a piel"? ¿Se puede entender la piel como hipótesis para la creación colectiva? ¿Campo de encuentro? ¿Desmontaje de la racionalidad instrumental? Estas preguntas, precedidas  o seguidas por otras pueden comenzar a pensarse si nos disponemos a perder, buscando una disposición para irnos de aquello que en forma de acumulación nos ha condicionado. En relación a esto "estar en piel" o "ser piel" se vincula con la idea de la filósofa Marie Bardet de un "ponerse en cuero" que transita el estimulante libro "Perder la cara". Cuando se pierde también se gana, se encuentra, se descubre. Y en esta pérdida de lo determinado nos vinculamos con lo indeterminado. La PIEL es una zona de experimentación creativa para la producción artística en sentido amplio, es decir, no limitada a lo que convencionalmente se relaciona con el arte sino que apunta a la producción de una epistemología para el pensamiento a partir del tacto y sus alrededores. Tacto pensante, tacto ejecutante, tacto politizante.¿Cómo conformar un espacio de experiencias creativas a partir de la piel como órgano artístico creador para generar obra-pensamiento? En este camino epistemológico consideramos la piel como lo más extenso e intenso que tenemos los seres vivientes humanos, y más allá que se encuentra en la superficie, es lo más profundo. Por ende, proponemos la piel para encontrarnos intersubjetivamente y hacer proliferar lazos artísticos, afectivos, sociales y políticos. Entonces, hablamos del dispositivo "cuerpo-piel" que activa las ganas de hacer con el/los otros y rompe con el circuito de soledad egocéntrica. El tacto como herramienta vincular en la emergencia, como reparación e innovación del lazo social, pero no para volver a lo previo, a lo conocido, sino para fundar lo distinto en diversidad. Siempre hay una carencia y la piel-tacto reconoce y opera. No hay piel solitaria, siempre se da a la búsqueda, su disparador es la entrega. Y como todo órgano vital, la piel se ejercita, es una gimnasia de contactos que se constituye en una metáfora conductora de acciones para descubrir las potencialidades artísticas y humanas. Sea en el teatro como en la poesía, sea en la danza como en la gestualidad, la piel se eriza contruyendo una erótica del encuentro artístico-político. Ir hacia la piel para perdernos en el acontecimiento de ser con otros.

Gabriel Penner

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